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«La antigua normalidad es insostenible. No debemos volver a ella», Tomás Álvaro en Radio Euskadi

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El pasado 5 de noviembre, el Dr. Tomás Álvaro fue entrevistado en Radio Euskadi. El protagonista, sin duda, fue el congreso online Una sola salud, un solo bienestar, y se retrató la defensa de replantear el futuro debido a los acontecimientos medioambientales que la sociedad está atravesando. Incluso la OMS ha iniciado un programa de «one health».

El Sars, el Mers, el Ébola, la Gripe Aviar, la Porcina,… todas ellas son enfermedades zoonóticas, es decir, aquellas que han pasado del animal al hombre por haber cambiado sus hábitats, inducirles estrés y romper el equilibrio. Si no cambiamos nuestros actos, surgirán más. La antigua normalidad es insostenible, apoyada esta idea por la ONU y la OMS. Aproximadamente, 200 especies desaparecen del planeta de forma diaria y esto conlleva a un callejón sin salida.

Las deforestaciones son ejemplo importante dentro del cambio climático y en esta pandemia se aprecia bien, pues los murciélagos, reservorios que no han desarrollado la enfermedad pero la llevan en ellos mismos, entran en estrés dentro del que es su hábitat, y a partir de ahí se transmite el virus a los humanos. A todo esto se le suma la contaminación del aire, de los mares, la regresión de la barrera de coral, …. Evolutivamente, el hombre, en los últimos 50 años, ha provocado cambios que son superiores a los que se han podido acumular durante los miles anteriores.

El calentamiento global rompe la barrera de protección respecto al contagio de animales a humanos. Primates (VIH), roedores, ballenas, … todos ellos son identificados como elementos propagadores de virus al humano que no está preparado para recibirlo. Una muestra inmediata es la del mosquito tigre. 

Para escuchar la entrevista completa, accede al enlace de Radio Euskadi

Click AQUÍ para inscribirte GRATUITAMENTE al congreso

 

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EL FACTOR HUMANO EN LA SALUD DEL PLANETA, por el Dr. Tomás Álvaro

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Informe AEMA 2020, SOER 2020

La importancia del reciente informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente 2020 (1) no solo deriva del fruto de un enorme esfuerzo de datos y conocimientos técnicos sino que, además, resulta en una rica fuente de información para establecer las bases de la necesaria y urgente respuesta de gobiernos, instituciones y ciudadanía ante un reto planetario como nunca antes el ser humano se había encontrado.

El informe recoge cómo desde 1950 la población mundial se ha triplicado, el asentamiento urbano en las ciudades se ha cuadriplicado, la producción económica se ha multiplicado por 12, el uso de fertilizantes y el uso de energía primaria se ha multiplicado por 5. En la parte positiva, la pobreza extrema ha disminuido de forma considerable; sin embargo, de forma paralela, se ha producido un daño generalizado a los ecosistemas. La grave pérdida de biodiversidad nos conduce según los expertos hacia la sexta extinción masiva de biodiversidad en el planeta Tierra.

Las consecuencias de la actividad humana muestran cómo los cambios en el sistema climático mundial observados en los últimos 50 años no tienen precedentes. El estado del medioambiente sigue empeorando y el ser humano asiste atónito al colapso de los ecosistemas, la transformación del Ártico, la regresión de los arrecifes de coral, la deforestación de la Amazonia, … Los expertos afirman que las trayectorias actuales son fundamentalmente insostenibles y se encuentran vinculadas a los actuales sistemas de producción y consumo.

  • Impacto del estilo de vida en la salud global

Recientemente, varias organizaciones ecologistas han demandado al gobierno español porque consideran que está incumpliendo sus compromisos para combatir el cambio climático. No es una situación aislada en el mundo, ya que unos cuarenta países, incluyendo EEUU, Canadá, Alemania, Francia, Bélgica, India, etc, se encuentran en la misma situación de denuncia. El informe de la Convención de diversidad biológica de la ONU muestra cómo ninguno de los objetivos globales establecidos para 2020 se ha cumplido.

Un desarrollo sostenible solo puede resultar eficaz si cuenta con el compromiso real de los estamentos políticos, social s e individuales guiados por la innovación, el conocimiento y la sensibilidad hacia la naturaleza, la preservación y el cuidado de cualquier tipo de vida, animal o vegetal, macro- o microscópica. Solo un suficiente nivel de sensibilidad y consciencia pueden guiarnos de manera efectiva en este momento de la historia, probablemente, el más delicado y complejo que el ser humano haya vivido jamás.

Entre los muchos elementos a considerar, el comportamiento humano es uno de los factores más relevantes en la emergencia climática mundial. El 10% más rico del planeta emite el 50% de CO2 mientras que más del 50% de la población emite menos del 10%. Las pautas de consumo y el uso de la energía tienen un impacto sin precedentes. Tenemos la necesidad urgente de un nuevo ser humano, más comprometido y consciente, capaz de empatizar con la naturaleza, los animales y sus semejantes, aunque solo sea por su propio interés.

  • Zoonosis del siglo XXI

Un ejemplo del interés por ser más cuidadosos con el ambiente natural y animal procede de las últimas pandemias. En esta que ahora vivimos, la modificación del entorno natural del murciélago, reservorio natural del SARS-Cov 2, provoca estrés en el animal, incremento masivo en la eliminación del virus y el paso  a través de animales intermediarios al ser humano donde produce la enfermedad Covid 19.

No es la primera vez. La salud humana se encuentra ligada estrechamente a la de los animales. Otros virus del murciélago han saltado a los humanos recientemente a través de un intermediario animal, como el SARS a través de la civeta de las palmeras, el MERS por los camellos, el ébola por los gorilas y los chimpancés, el Nipah a través de los cerdos, el Hendra por los caballos, el Marburg a través de los monos verdes africanos,… el VIH, la gripe aviar o porcina son virus que, tras unas condiciones estresantes y adversas, han dado el salto final a los humanos.

En la actualidad la probabilidad de que un virus salte de una especie de mamífero a los seres humanos es elevada en diferentes animales y regiones del planeta. Además de los murciélagos, cuyas áreas principales de riesgo son América del Sur y Central, también los primates especialmente en Centroamérica, África y Sudoeste de Asia, junto a diferentes roedores en América del Norte y del Sur y África Central. Hoy día, un 60% de las enfermedades humanas infecciosas son zoonóticas, más del 75% de agentes infecciosos emergentes son de origen animal: de cada 5 nuevas enfermedades humanas que se calcula que aparecen cada año, tres son de origen animal, y el 80% de los agentes patógenos que pueden utilizarse con fines de bioterrorismo son zoonóticos.

La destrucción de la naturaleza y la alteración de los ecosistemas va a acarrear más enfermedades y nuevas pandemias. Ese momento no va a llegar: ya ha llegado. Las pandemias se originan en la degradación ambiental, la crisis climática y sobre todo en la inconsciencia humana que, persiguiendo un espejismo de bienestar y enriquecimiento ficticios, se ve abocada a pagar las consecuencias de su propio desatino. Así ha sido reconocido por el programa “Una salud” 2017 de la OMS (2), y este es también el motivo por el que el Observatorio de Salud y Medicina Integrativa español (OSMI) ha organizado el congreso Una sola salud, un solo bienestar, 2020 (3).

  • El factor humano en la salud del planeta

El desarrollo de programas y acciones a nivel individual, comunitario y social para la prevención y lucha contra el cambio climático es inaplazable. A pesar del reconocido impacto del comportamiento humano en estos cambios, hasta la fecha, buena parte de la población sigue sin involucrarse de manera activa en acciones proambientales, ya sea por desconocimiento, por apatía o por impotencia. La ciencia debe poner su parte ante este reto colosal de demanda creciente de alimentos y energía en un planeta con unos recursos limitados y frecuentemente mal utilizados. Junto a los datos técnicos, resulta primordial identificar los procesos que influyen en la visión de la población sobre el cambio climático, con sus implicaciones sociales, políticas y económicas.

El escepticismo climático consiste en un negacionismo que no tiene sentido combatir con más información, cifras y datos. Los psicólogos han estudiado las variables que influyen en el sistema de creencias que utiliza el ser humano sobre el cambio climático. El posicionamiento de la mayoría de las personas no depende tanto de haber sufrido en su propio hogar, su familia o su persona, las consecuencias de la crisis climática o la pandemia de turno, así como tampoco disponer del conocimiento de las evidencias científicas. En cambio, los estudios muestran cómo relevantes en el posicionamiento personal la ideología política, socioeconómica, el funcionamiento de los mercados y, sobre todo, los valores culturales personales.

Por tanto, si se pretende hacer llegar un mensaje de sensibilización por parte de investigadores e instituciones comprometidas para impulsar un cambio a nivel individual y social, de abajo a arriba, es preciso enmarcar el mensaje dentro de los valores y creencias de la persona. Identificar las motivaciones de individuos y grupos pequeños, promover conductas proambientales a nivel local y de efectos visibles y directos como una forma de mejorar y preservar el estilo de vida al que pertenece recurriendo, si es necesario, al orgullo de pertenencia, de cultura o de país.

Cambio climático y nivel de consciencia no son dos, sino, un solo concepto. El crecimiento poblacional ordenado, las pautas de consumo e impacto ambiental sostenibles, el modelo de salud ampliado a la naturaleza y a los animales o la transformación social coherente con una persona comprometida consigo misma y con el entorno solo pueden nacer del convencimiento y la implicación personal, fruto de la coherencia individual, social y política. Lo que ocurra en los próximos años va a determinar el curso de la evolución de una Humanidad en busca de su propio camino evolutivo de desarrollo y de consciencia.

1.- SOER 2020

2.- One Health

3.- Inscríbete GRATIS al congreso online «Una sola salud, un solo bienestar»

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Congreso ‘Una sola salud’: «No podemos volver a la misma normalidad. Evitemos más pandemias.»

- - -Congresos Medicina Integrativa, -Eventos OSMI, -Noticias Medicina Integrativa

LA CIENCIA ADVIERTE: “NO PODEMOS VOLVER A LA MISMA NORMALIDAD QUE TENÍAMOS

PORQUE ES LA QUE HA PROVOCADO ESTA PANDEMIA”

Madrid, 3 de noviembre de 2020.- 

En medio de una enorme incertidumbre por la evolución de la pandemia de la covid-19, y mientras se investigan tratamientos o vacunas que nos permitan recuperar nuestro día a día, los científicos nos avisan: “No podemos volver a la misma normalidad que teníamos porque es la que nos ha traído hasta aquí. Y el futuro puede ser aún mucho peor”. Este está siendo el mensaje central del Congreso Una sola salud, un solo bienestar, humano, animal y medioambiental que está celebrando online el Observatorio de Salud y Medicina Integrativa (OSMI) desde el 2 al 6 de noviembre. El encuentro, de inscripción gratuita y que cuenta con la participación de expertos de primer nivel en el ámbito de la medicina, la veterinaria y el medio ambiente, quiere concienciar a la población de que la salud humana depende directamente de la salud de los animales y la del medio ambiente, que no somos una especie aislada, y que debemos replantearnos el futuro sin olvidarnos de esta realidad.

A este objetivo, ya inaplazable, se han unido D. Federico Mayor Zaragoza, exdirector general de la UNESCO, que abrió el encuentro, y Domingo Jiménez, exdirector de la Agencia Europea de Medio Ambiente, que lo cerrará el viernes. Ambos apelan a la implicación individual para forzar un cambio de modelo, que hasta el momento está dominado por los intereses puramente económicos y por un tibio compromiso ciudadano. “Sabemos lo que tenemos que hacer; la pregunta ahora es si estamos dispuestos”, interpela abiertamente Domingo Jiménez.

No hay tiempo que perder

La propia OMS ha puesto en marcha un programa que ha llamado Una sola salud y le ha dado prioridad dentro de sus actividades. En este programa de la OMS, se apuesta por la unión de distintas esferas (salud humana, veterinaria, agrícola, ambiental, …) para conseguir una mejor salud pública. En esa estela se desarrolla este congreso. “Si hasta el momento podemos haber sido más o menos pasivos con el aumento de la temperatura global, el incremento del nivel del mar o la descongelación del Ártico, esta pandemia viene a avisarnos de que no podemos seguir impasibles. Incluso quedándonos en una postura egoísta, mirando únicamente por el ser humano, tenemos que actuar. Ya no hay tiempo que perder”, urge el doctor Tomás Álvaro, coordinador del Congreso y director del Observatorio de Salud y Medicina Integrativa.

Asegura que el riesgo de zoonosis no puede ser subestimado a la luz de los conocimientos actuales. Hoy día un 60% de las enfermedades humanas infecciosas son zoonóticas, más del 75% de agentes infecciosos emergentes son de origen animal y el 80% de los agentes patógenos que pueden utilizarse con fines de bioterrorismo son zoonóticos. “Son datos de la Organización Internacional de Sanidad Animal (OIE), que ponen claramente de relieve hasta qué punto los animales terrestres, acuáticos y el hombre se encuentran interrelacionados en su estado de estrés y salud”, explica el doctor Álvaro.

Barrera de contención rota

El catedrático de la Facultad de Veterinaria de la Universidad CEU Cardenal Herrera de Valencia, Santiago Vega, no vacila al advertir que, si no hacemos algo por evitarlo, podemos tener otras muchas pandemias similares o peores. Si, como parece claro, el origen de la covid-19 ha sido un murciélago, hay que reflexionar sobre cómo el hombre ha alterado los hábitats donde generalmente se encuentra este animal, aislado en colonias de miles de ejemplares, facilitando que se acerque a los entornos donde vivimos los humanos. “Con las deforestaciones masivas hemos roto la barrera de contención”, subraya Vega.

Además, hay que sumar el aumento de la temperatura global, que permite que los virus, alojados en los mosquitos, viajen más y vivan más tiempo; y la contaminación, que termina de enriquecer un caldo de cultivo para las enfermedades, especialmente las respiratorias. Santiago Vega lanza una idea para la reflexión: los virus llevan en nuestro planeta 300 millones de años; el Homo sapiens existe desde hace 100.000 años y, sin embargo, la mayoría de las pandemias han tenido lugar en los últimos 150 años. “Es indudable que algo hemos hecho para provocarlas”, dice. Y advierte: solo conocemos un 1% de los virus que están contenidos en la naturaleza; el 90% restante está oculto. Sobre la mesa, un dato: cada año surgen cinco enfermedades humanas nuevas, de las que tres son de origen animal.

En la transmisión de los virus juegan un papel esencial hospedadores (portadores asintomáticos del virus) como el murciélago, los roedores, primates, dromedarios y algunas aves. Vega tiene claras las claves para que no se rompa el equilibrio y favorecer que las especies se mantengan en su hábitat natural: evitar la deforestación, frenar el cambio climático, reducir la contaminación y perseguir el comercio ilegal de animales. Sin ánimo de ser catastrofista, recuerda que la ONU ha avisado que, si en 2030 no hemos conseguido frenar el cambio climático, las consecuencias serán irreversibles.

A pesar de que la tarea es complicada, termina con una nota esperanzadora: si en cuatro meses de confinamiento conseguimos una reducción drástica de la emisión de gases de efecto invernadero, lo que podemos alcanzar en diez años es mucho. “El margen de mejora es enorme, pero hay que empezar ya”.

Seguir avanzando

En ese sentido, Federico Velázquez de Castro, presidente de la Asociación Española de Educación Ambiental (AEEA), cree que la ciudadanía ya está bastante concienciada de lo básico: reciclaje, no malgastar luz y agua, … y ahora es necesario dar un paso más, subir un escalón ese nivel de conciencia y extenderlo a nuestros hábitos de consumo, de transporte, de alimentación, e incluso a cómo nos planteamos las vacaciones.

Explica que no podemos seguir con un consumo desenfrenado porque esquilma los recursos del planeta. Además, hay que hacer un esfuerzo y utilizar mucho menos el coche privado y evitar coger un avión cada vez que tenemos unos días de vacaciones. En cuanto a la alimentación, es importante reducir el consumo de carne porque no solo es perjudicial para la salud sino también para el medio ambiente. Se estima que hay una cabaña ganadera de 26.000 millones de animales en el mundo, a cuya alimentación se destinan tierras que podrían ser dedicadas a otros cultivos. Además, esta ingente cantidad de animales necesita muchísima agua, y emiten metano, que es 23 veces más contaminante que el CO2. Se estima que 20% de los gases de efecto invernadero están originados por el transporte, y el 17%, por la ganadería.

A pesar de que las soluciones están lejos de los hábitos de la mayoría de la población, el presidente de la AEEA se muestra optimista y cree que una masa crítica minoritaria puede generar un cambio, igual que ha pasado con otros hábitos como el reciclaje que ahora se hace de manera mayoritaria. “Si uno ve que su vecino está satisfecho con una vida más sencilla, le animará a seguir su ejemplo”, asegura.

El coordinador del encuentro, Tomás Álvaro, invita a formar parte de esa masa crítica, de ser motor de cambio, de estar orgulloso de estar movido por otros valores, y concluye reflexionando: “Un ser humano consciente y sensible del siglo XXI tiene que integrar todos estos datos y ser consecuente con ellos. Las pandemias se originan sobre el terreno de la degradación ambiental, la crisis climática y sobre todo de la inconsciencia humana, que, persiguiendo un espejismo de bienestar y enriquecimiento ficticios, se ve abocada a pagar las consecuencias de su propio desatino. Evitemos más pandemias. Estamos a tiempo”.

Para más información, Elena Ávila (607.443.925)

Inscrpción gratuita al congreso AQUÍ

 

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El catedrático Juan Ignacio Pérez Iglesias explica la visión tríada de «One Health»

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Juan Ignacio Pérez Iglesias, biólogo y catedrático de Fisiología y Cultura Científica de la Universidad del País Vasco, ha sido entrevistado por Julia Otero y no ha dudado en cuál debía ser su introducción: sentenciar que la salud animal, humana y medioambiental no puede considerarse como elementos aislados.

Este concepto de ‘One Health‘, que engloba la salud en los tres elementos de seres humanos, ecosistemas y animales, ha comenzado a resonar con mayor fuerza a raíz de la pandemia por Covid-19 (pangolín y murciélagos) puesto que su origen se encuentra en una zoonosis tal y como ya sucedió previamente con la Gripe A (granja de cerdos) o el anterior SARS (civeta).

Defiende la ciencia como un conjunto de disciplinas que se complementan, lo que resulta clave para abordar el problema con todas ellas y no por separado. Periodista y catedrático insisten en la importancia de la figura del veterinario para el correcto funcionamiento del ecosistema y explican que más de la mitad de enfermedades existentes son zoonosis, es decir, transmisiones de animales a humanos lo cuál se originó ya en el Neolítico. Estas epidemias se comenzaron a producir porque los patógenos enfermaban al ganado y, como consecuencia, a los seres humanos que lo consumían. Como estos no habían estado en contacto previo con las zepas nuevas que surgen de la combinación de los genomas de este virus reciente, se carece de las defensas específicas y, por ello, se produce tal porcentaje de muertes.

La destrucción de la biodiversidad o humanización de los ecosistemas es considerada, también, un factor de riego ya que supone un elemento estresante para los animales que se enferman y transfieren una carga viral alta de un virus no presentado previamente en el huésped al que contagian. En el caso de la actual fiebre del Nilo Occidental, los reservorios son las Aves siendo los mosquitos los principales transmisores tanto a personas como a caballos.

Si quieres conocer más sobre este concepto de «Una sola salud», inscríbete gratuitamente a nuestro congreso que se celebrará del 2 al 6 de noviembre

Acceso a la fuente de la noticia: Onda Cero

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Clasificación de 410 especies animales según su sensibilidad al coronavirus

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Un estudio de la Universidad de California Davis en el que ha empleado el análisis genómico para conocer la susceptibilidad de diversos animales al coronavirus. Para ello, se compara el principal receptor celular del virus en humanos, la enzima convertidora de angiotensina-2 o ACE2, en 410 especies diferentes de vertebrados entre los que se incluyen aves, peces, anfibios, reptiles y mamíferos.

La ACE2 está en varios tipos de células y tejidos como las células epiteliales de la nariz, boca y pulmones. En los seres humanos, 25 aminoácidos de la proteína ACE2 son importantes para que el virus se una y se adentre en las células.

¿Como se realizó?

Los investigadores utilizaron estas secuencias de 25 aminoácidos de la proteína ACE2 y modelaron su estructura proteica junto con la proteína S del SARS-CoV-2 para estudiar cuántos de estos aminoácidos se encuentran en la proteína ACE2 de las distintas especies.

¿Cuál es el resultado?

El resultado es que aproximadamente el 40% de las especies potencialmente susceptibles al SARS-CoV-2 están clasificadas como amenazadas por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y pueden ser especialmente vulnerables a la transmisión de persona a animal.

¿Qué ocurre con los animales de compañía/mascotas?

Gatos, ganado vacuno y ovino presentan un riesgo medio mientras que perros, caballos y cerdos tienen un riesgo bajo de unión a ACE2. La forma en que esto se relaciona con la infección y el riesgo de enfermedad debe determinarse mediante nuevos estudios, pero ya aseguran que para aquellas especies que tienen datos de infectividad conocidos, la correlación es alta. Por eso, ya se planrean que en visones, gatos, perros, hámsteres, leones y tigres, el virus puede estar utilizando receptores ACE2 o puede utilizar receptores distintos de ACE2 para acceder a las células huésped.

Enlace a la fuente: Animal´s Health (2020) Clasifican 410 especies animales según su sensibilidad al coronavirus

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«One Health» o «Una sola salud»: concepto recurrente en los profesionales que tratan las zoonosis

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<One Health> o <Una sola salud> es un concepto recurrente en los profesionales que tratan la transmisión de enfermedades entre animales y humanos, zoonosis. 

El profesor Grant Stentiford sentencia lo siguiente:

<‘Una sola salud’ puede ser aplicado de una forma más amplia para involucrar las perspectivas de investigación, políticas y sociedad que, inevitablemente, se necesitarán para resolver algunos de los problemas que afectan a la salud del ambiente, animal y humana de nuestros tiempos >

La base es la tríada ambiente-humano-organismo y, con la actual pandemia de la Covid-19, ha comenzado a ser más tenida en cuenta. Un informe publicado en la revista Nature Food reconoce que la aceptación social, la igualdad de acceso a los alimentos producidos y la protección del medio ambiente han de abordarse de una manera correcta. Charles Tyler, co-autor del citado informe, manifestó lo siguiente:

“Es el resultado de una amplia interacción entre una gran gama de expertos académicos en acuicultura, salud, ciencias ambientales y sociales, economistas, … […]. En un mundo donde la presión sobre nuestro medio ambiente está aumentando, un mejor diseño del sistema alimentario es crítico […].»

Primera información del Congreso online «Una sola salud, un solo bienestar» de OSMI

Suscríbete GRATIS AQUÍ

Enlace a la fuente de la noticia: Aquahoy (2020): “Una sola Salud” para diseñar un futuro sostenible para la acuicultura

Enlace al estudio: Stentiford, G.D., Bateman, I.J., Hinchliffe, S.J. [et al.] (2020) Sustainable aquaculture through the One Health lens. Nat Food

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